Ya desde la antigua Roma, con Plinio,
escritor latino del siglo I d.C., que ironizó diciendo: “el vino es por sí solo
un remedio, y (...) nutre de fuerzas la sangre del hombre, alegra el estómago,
adormece las penas y las preocupaciones”, se observó las cualidades del vino.
Hasta no hace muchos años, era empleado
como un fármaco muy eficaz, y se sabe que los egipcios utilizaban el vino como
antiséptico, y los persas como germicida. Jenofonte, en sus Anábasis, relata
que Ciro ordenaba a sus tropas que llevaran en sus provisiones vino para
mezclarlo con el agua de las tierras extranjeras, ya que contenían gérmenes a
los que no estaba habituado el organismo de sus hombres.
Desde mucho tiempo antes se utilizaba
eficazmente para combatir la presencia de gérmenes nocivos en alimentos crudos
(caso de las ensaladas).Incluso, durante el siglo pasado se recomendaba la
mezcla de vino con agua para prevenir el cólera.
Mucho se ha hablado sobre las propiedades medicinales del vino tinto, llegándose incluso a recomendar su consumo diario
para prevenir problemas al corazón o para el colesterol,
pero lo cierto es que esta variedad de vino resulta apropiada para tratar
muchos problemas más, especialmente gracias a su contenido en resveratrol y antioxidantes.
Longevidad
Este efecto es producido gracias al resveratrol, un polifenol contenido en el vino tinto que posee la propiedad de alargar la vida de las
células, además de dinamizar y mejorar el organismo gracias a su efecto antioxidante; por
lo que puede considerarse el consumo moderado de esta bebida como un buen
tratamiento antiedad.
Mejora el sueño
Las uvas rojas con las que se prepara el vino tinto contienen grandes dosis de melatonina, la
hormona reguladora del sueño que “señala” al organismo el momento adecuado para
dormir mediante un aumento de sus niveles, lo cual puede ser estimulado con un
poco de vino tinto antes
de acostarse para propiciar un sueño profundo y reparador.
Beneficios
cerebrales
El resveratrol también beneficia al cerebro, previniendo problemas
como la demencia, el alzheimer y
accidentes cerebrovasculares.
La salud del
corazón
Probablemente esta sea una de las
principales virtudes por las que el vino tinto se ha hecho famoso como tratamiento medicinal, tanto
así que suele recomendarse beber una copa de vino al día para mantener el corazón sano y fuerte, debiéndose todos estos beneficios nuevamente al resveratrol y a los agentes antioxidantes del vino.
Colesterol
Las propiedades
del resveratrol y los taninos contenidos en el vino tinto permiten
reducir el LDL, o colesterol malo, a la vez que reducen el riesgo de padecer
arteriosclerosis.
Cáncer de próstata
En cuanto a este cáncer, el vino tinto y
su contenido en resveratrol
y flavonoides permite reducir el riesgo de padecerlo
en entre 50% a 60%, con el simple hecho de beber entre 4 y 7 vasos de vino a la
semana.
Cáncer de mama
Pero también para un problema que afecta
especialmente a las mujeres el vino tinto resulta benéfico, pues me refiero al cáncer de mama,
el cual puede ser evitado con un consumo continuo pero moderado de esta
variedad vinícola, ya que sus compuestos logran inhibir las células
cancerígenas y evitar su expansión.
Enfermedades Visuales
Un
consumo moderado de vino (una copa por día) se ha revelado como la mejor manera
de prevenir enfermedades relativas a la vista, que tanto afectan a las personas
de la tercera edad. Los antioxidantes que contiene el vino producen un efecto
protector ante este tipo de patologías y reduce el riesgo de degeneración
muscular, la causa más frecuente de ceguera entre las personas mayores de 65
años.
Diabetes
Beber
una copa de vino tinto al día
regula los niveles de azúcar en los diabéticos Se ha evaluado los efectos del vino tinto sobre la glucemia del organismo en personas que padecen diabetes tipo 2 y se ha comprobado
que el vino tinto puede inhibir la acción de una enzima denominada alfa-
glucosidasa, cuya principal función es activar la absorción de glucosa a través
del intestino delgado, para que desde ahí, pase al torrente sanguíneo.
Como puedes ver, beber un poco
de vino tinto a diario puede resultar de mucha ayuda para tu salud, a la vez que un
deleite para el paladar. Solo cuida de no excederte de las copas recomendadas
por día.
Los
investigadores comentan que lo más conveniente es moderarse en el consumo del
vino, las mujeres deben de tomar un pequeño vaso de vino y los hombres dos
vasos pequeños. Lo más difícil sobre esta investigación es transmitir el
mensaje de una vida saludable y un consumo moderado de vino, ya que en exceso
puede provocar obesidad o diabetes.
La manera más correcta de beber es
acompañando la comida, porque la grasa y la comida en general, que se
encuentran en el estomago, favorecen la absorción lenta del alcohol (de una a
tres horas), lo cual permite que el hígado metabolice la cantidad ingerida de
vino sin mayor problema. Hay que añadir, además, que la presencia de alimentos
en el contenido estomacal protege la mucosa del estomago de la acción irritante
local del alcohol y al mismo tiempo contribuye a la secreción de jugos gástricos,
favoreciendo, en consecuencia, la digestión (una bebida de 10 ó 12 de grados de
alcohol estimula las secreciones del estomago y mejora la digestión, a
diferencia de bebidas de 20 grados de alcohol, que chocan con los jugos
gástricos y les impiden desarrollar su normal actividad). Esta asociación
supone una absorción del alcohol más lenta, de modo que se sube menos a la
cabeza que cuando se ingiere solo.
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